Los sensores protegidos con mica para mediciones de conductividad térmica están diseñados para la medición a temperaturas elevadas, normalmente por encima de 300 °c y hasta un máximo de 1000 °c. Debido a la tensión que se ejerce sobre los sensores en estas circunstancias, la vida útil de los sensores protegidos con mica se ve limitada y deben considerarse como desechables
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