Los vehículos modernos -y en particular los eléctricos- asumen cada vez más tareas y funciones aparte de la mera conducción. Además de la electrónica en red durante la conducción, también la gestión de la batería, los ciclos de carga (carga durante la noche), el mantenimiento y las actualizaciones en estado estacionado forman parte del statu quo.
De este modo, los vehículos eléctricos pueden conectarse en red incluso durante los periodos de parada y complementan así la cartera de funciones de seguridad y confort que deben probarse de numerosas unidades de control (ECU - Electronic Control Unit). La mayor particularidad es la posibilidad de desconectar o reducir otros sistemas en coordinación con la batería si es necesario para ahorrar electricidad.
Las unidades de control supervisan una amplia gama de estados de funcionamiento y pueden poner determinados sistemas de confort en modo de ahorro de energía para aumentar la autonomía. Todos los sistemas del vehículo eléctrico están, por tanto, en constante intercambio con el sistema de gestión de la batería para que el rendimiento sea aún más eficiente. En total, hay más de 70 unidades de control de este tipo en los vehículos de lujo. Todas tienen tareas diferentes y están conectadas entre sí mediante sistemas de bus.
Por ejemplo, la comunicación debe garantizar que la unidad de control reciba información del motor cuando se abre un techo descapotable, de modo que sólo pueda abrirse a velocidades inferiores a 20 km/h por razones de seguridad. Un airbag, por ejemplo, sólo puede activarse en caso de accidente si el pasajero lleva puesto el cinturón de seguridad. Para garantizar estas funciones, es imprescindible disponer de canales de comunicación seguros y normalizados a través de sistemas de bus (interfaces).
Por ello, en los vehículos actuales se pueden encontrar diferentes sistemas de bus y normas.
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