Los pasteurizadores, como su nombre indica, son máquinas que realizan el proceso de pasteurización. Es posible pasteurizar muchos productos, como leche, nata, zumo de frutas, agua de rosas, ketchup, mayonesa, mosto, cerveza, vino y salsa de frutas. Este proceso se lleva a cabo a distintas capacidades, entre 5 y 50 toneladas por hora.
La pasteurización es un método de calentamiento utilizado en la industria alimentaria para purificar los nutrientes de los microorganismos causantes de enfermedades. Durante la pasteurización, la sustancia nutritiva que contiene enzimas y bacterias se somete a un tratamiento térmico de 60°C a 100°C.
La curva de muerte de las bacterias es proporcional al porcentaje de acidez del organismo y a la temperatura aplicada. La degradación de las enzimas se produce en algunos vegetales a altas temperaturas. Por lo tanto, el calor aplicado comienza a partir de 60°C hasta que las enzimas degradantes se descomponen y algunas bacterias específicas de los alimentos mueren o se vuelven inactivas. La temperatura en el centro del alimento se considera la temperatura base. La vida útil de los productos oscila entre una semana y un año, dependiendo de su valor nutritivo. Es conveniente almacenar los alimentos pasteurizados en condiciones de refrigeración (5-7°C) y ponerlos a la venta. Los alimentos que vayan a consumirse en un plazo más largo y no sean frescos deben pasteurizarse, para prolongar su vida útil. La leche se calienta a 63°C, los pepinillos a 82°C, el zumo de tomate a 94°C, para neutralizar las bacterias. A mitad del periodo de pasteurización, el material debe enfriarse con agua a 40°C, de lo contrario se producen pérdidas de color y calidad.
La carne y los caldos no pueden pasteurizarse; aunque así fuera, los beneficios serían muy efímeros. La leche es uno de los alimentos en los que se suele aplicar este método.
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