Los materiales cerámicos, con sus altos puntos de fusión y excelentes propiedades aislantes, plantean importantes retos a la hora de unirlos con metales. Los métodos de soldadura tradicionales suelen tener dificultades para crear uniones fuertes y fiables. Sin embargo, los avances en las tecnologías de unión han introducido la soldadura al vacío como una solución muy eficaz. Este proceso no sólo supera las limitaciones de la cerámica, sino que también aprovecha las ventajas de ambos materiales para crear componentes compuestos.
La soldadura fuerte en vacío es especialmente ventajosa por su capacidad para unir cerámica y metales a altas temperaturas en un entorno de vacío, lo que minimiza la oxidación y otras reacciones no deseadas. El proceso de sellado entre cerámica y metal suele implicar el uso de un metal de aportación para soldadura fuerte, que puede adaptarse a los materiales específicos que se van a unir. Una de estas técnicas es la soldadura fuerte con metal activo, en la que un elemento reactivo en el metal de aportación, como el titanio en Ag-Cu-Ti, activa la superficie cerámica, facilitando una unión fuerte.
Cuando se considera la unión de cerámica con metales, los elevados puntos de fusión y la escasa estabilidad térmica de la cerámica suponen un reto formidable. Los métodos tradicionales de soldadura a menudo son insuficientes, pero la soldadura fuerte en vacío ha surgido como una alternativa superior. Este proceso aprovecha las propiedades únicas de ambos materiales, creando uniones fuertes y fiables entre cerámica y metal.
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